Ilustres extranjeros, volumen 1: Zoran “Moka” Slavnic, el poder Yugoslavo en Badalona

Comenzamos en el blog una serie de artículos para dar a conocer a los más jóvenes, y hacer recordar a los que ya no lo son tanto; a los jugadores extranjeros que han pasado por el club y han dejado su huella imborrable en la retina del aficionado verdinegro. Por eso, creemos que no hay mejor jugador para empezar que por el que fue la primera gran estrella (que no primer foráneo) extranjera en aterrizar al Joventut. Hablamos de un base que revolucionó la Liga Nacional, Zoran Slavnic.

La gente solo podía ver uno o como mucho dos partidos de basket a la semana, lo que limitaba el conocimiento del resto de jugadores europeos a las participaciones de la selección en competiciones internacionales, sobretodo Europeos, y a los partidos de competición europea de los equipos españoles.

Para empezar, debemos ponernos en contexto. Corría el año 1977, en plena transición democrática española. El mundo del baloncesto o, mejor dicho, la percepción del mundo del baloncesto que se tenía desde España era bien distinto del de ahora.

La NBA/ABA era un ente del que se decía que jugaban auténticos monstruos de este deporte llamados Abdul Jabbar o Julius Erving, pero del que poco más se sabía, ya que los americanos llevaban a Mundiales y Juegos Olímpicos equipos repletos de jugadores universitarios.

Por eso, lo que actualmente serían los Lebron James, Kobe Bryant o Dirk Nowitski, en aquella época lo eran los Kresimir Cosic, Dino Meneghuin o la torre rusa Vladivimir Tkachenko. Eran los dominadores de “nuestro” baloncesto, sobretodo las selecciones de la URSS (antigua Unión Soviética) y la república de Yugoslavia. Sus estrellas, de sobras conocidas por todos por los destrozos que causaban tanto con el equipo nacional como en sus equipos de clubs. De parte de los rusos teníamos a gente como Belov, de parte de los yugoslavos, a su primera generación de oro, los Cosic, Kikanovic, Dalipagic, Delibasic, Cosic y… Slavnic.

Zoran “Moka” Slavnic (llamado “moka” por su debilidad por unos pastelitos de una pastelería cerca de su casa en Yugoslavia), era el base titular del Estrella Roja de Belgrado y de la selección plavi de la década de los 70. Zoran era un jugador, como la mayoría de congéneres suyos, un competidor y ganador nato. Un carácter ambicioso que le llevaba a ser competitivo en cualquier faceta de la vida. En una entrevista al libro “Sueños robados”, Matraco Margall recordaba que al poco de llegar Slavnic a Badalona, se le enseñó a jugar al mus, y a las pocas semanas ya ganaba sin piedad al resto de jugadores de la plantilla, algunos ya veteranos en este típico juego de cartas.

Slavnic con el Estrella Roja había ganado 2 ligas Yugoslavas, 3 Copas y 1 Recopa de Europa (Futura Copa de Europa, que no Euroliga, y Copa Saporta), mientras que con la selección, en el momento de llegar a Badalona se había llevado ya 3 Eurobaskets, 1 medalla de plata de los J.J.O.O. y un subcampeonato Mundial, una Yugoslavia que ya había empezado a dominar Europa y que culminaría el cenit de esa generación con la consecución de los Juegos Olímpicos del 80 y el Mundial de Manila del 78, con nuestro protagonista como uno de los jugadores destacados del equipo, protagonizando en la final una escena para la posteridad. Con el partido ya virtualmente ganado contra la URSS, Slavnic y Kikanovic se pusieron a pasarse el balón a un poco más de media pista sin botar y sin casi coger el balón, en un acto que podía considerarse muy arrogante, pero que si se conoce el carácter de los yugoslavos, no fue más que una evocación de sus sentimientos “Por fin os hemos ganado y demostramos que somos mucho mejores que vosotros”. Un depredador de la victoria.

Por aquella época, la por entonces llamada Liga Nacional era tiranizada sin ningún tipo de escrúpulo por el Real Madrid, que había ganado las últimas 10 competiciones disputadas. En esos momentos, la competición permitía tan solo 1 jugador extranjero por equipo. Aunque la norma llevaba unos cuantos años, hasta la fecha el único jugador no español que se había vestido la zamarra verdinegra era Frank Costello, durante las temporada 75/76 y 76/77. Todo equipo campeón durante esos años lo formaban un nutrido grupo de españoles de buen nivel y un extranjero que era el que le daba la puntilla de calidad. El Joventut ya tenía por defecto una buena base, faltaba acertar con el extranjero. Y vaya si acertaron.

En ese ambiente, la llegada de Zoran Slavnic a Badalona fue un gran acontecimiento. ¡¡Se había fichado al base titular de Yugoslavia!! Pocos jugadores en Europa eran considerados iguales o superiores en su posición a Slavnic. Además, los aficionados verdinegros conocían de buena mano de lo que era capaz, ya que con el Estrella Roja había eliminado en alguna ocasión a la Penya de la Recopa de Europa, con actuaciones estelares. Parafraseando a un sabio aficionado del Joventut, para que os hagáis una idea, la sensación que tenía la gente ante el fichaje de Slavnic es como si ahora (salvando todas las distancias) la Penya se hiciera con los servicios de Lebron James o Kobe Bryant. Nada más llegar, dejó claro de que pasta estaba hecho “Quiero ser el Cruyff del Joventut” fueron una de sus primeras declaraciones. Como si de una premonición fuera, el paralelismo entre ambos casos fue muy parecido.

Slavnic nada más llegar se hizo el amor y señor del equipo. Un equipo que, aunque tenía buenos mimbres en los nombres de Santillana, Josep Maria Margall, o Filbà, había perdido piezas  importantes como eran las de Buscató por retirada o Eric Margall por una afección cardíaca. Al Joventut le faltaba un líder, y vaya si lo encontraron con Moka. El juego empezaba y terminaba en él y supo trasladar su calidad y superioridad individual a una mejoría increíble del equipo. Un auténtico aspirante al poder establecido y reinante en la Liga Nacional.

Con todo esto, el plantel que forma el Joventut para esta temporada 1977/1978 es el siguiente: Santillana, J.M. Margall, Filbà, Fernández, Bosch, Mulá, Ribas, Ferrer, Abadía, Slavnic y el americano Ed Johnson que solo disputaba partidos de Copa Korac. Su entrenador, otro histórico del baloncesto español, Antoni Serra.

El inicio de temporada no pudo ser más fulgurante. Se hizo una gira por Argentina de la que se volvió invicto, con 7 victorias. Lo que fue un preludio de lo que sería la temporada. El Joventut tuvo un inicio de campaña bestial, batiendo a sus rivales uno tras otro sin conocer lo que sería la derrota, al igual que el Real Madrid. Entonces vino la visita a Badalona de los blancos, y la racha no se rompió, 86-79. Algo estaba cambiando de verdad y ahí estaba la muestra.
La primera derrota de aquel equipo vino con el viaje a la pista del Real Madrid, donde se sufrió la primera derrota después de 49 partidos invicto (incluida la pre-temporada) por 96-86. El verdadero golpe de ese partido fue perder el average frente a los madrileños, que si no pasaba nada raro, campeonarían a final de año. La ilusión volvió temporalmente a las mentes verdinegras, con la derrota del Madrid en Barcelona, pero la posterior derrota en Pineda volvía a servirle en bandeja de plata el título. Se tenía la sensación de que el título se esfumaba, difícilmente se tendría otra oportunidad así. Además, el Madrid ganaría esa temporada la Copa de Europa a Varesse. Pero la liga nos depararía otra sorpresa más.
A falta de dos jornadas, el Madrid visitó la cancha del Círcol Catòlic. A destacar que el Cotonificio había sido incapaz de ganar al Madrid durante sus 5 años en Liga Nacional. Pero las estadísticas están para romperlas, y de la mano de Costa, los de Badalona se llevaron el encuentro por 101-97. Volvía la esperanza, y de que manera. Se ganó a Estudiantes por 78 a 92, y se remató el año a lo grande ganando a Hospitalet de 35 y a Baskonia de 47. Y se desató la euforia.

Finalmente, después de este rotundo éxito que parecía demostrar que sí, que el cambio de poderes era posible en España, el vaticinio de Slavnic se hizo realidad. Después de un primer año esplendoroso, con la consecución de un título de liga que se resistía desde hacía muchos años, al igual que Cruyff en el Barça en el 74, su segunda temporada no fue tan buena, y el Joventut empezó un declive propiciado por una serie de factores como la lucha de gallitos que hubo en el vestuario entre Santillana y Slavnic, las marchas del presidente Antoni Mas, el entrenador Antoni Serra y el escolta Fernández (ambos al Barcelona, que con la llegada de Núñez había decidido darle un nuevo impulso a la sección)… que acabaron alejando al club cada vez más y más de las posiciones de honor y que incluso llegó a perder el privilegio de ser “el primer equipo de Badalona” con el meteórico ascenso del Círcol Catòlic (posteriormente llamado Cotonificio) del imberbe entrenador madrileño Aíto García Reneses. Y con ese segundo año terminó el paso de Slavnic por el Joventut. Un regusto amargo final para un breve pero intenso y satisfactorio momento de la historia del Joventut, una prueba de que podíamos luchar por ser los más grandes y que podíamos traer a grandes estrellas. Una liga que supo a auténtica gloria. Y todo esto de manos de un genio, el primer gran genio extranjero que pasó por nuestras filas. El inigualable Zoran Slavnic.

Para finalizar, me gustaría agradecer la colaboración de dos personas. Juanan Hinojo, autor del libro «Sueños robados: El baloncesto yugoslavo» que además de dar información sobre el juego de Slavnic en Yugoslavía, ha puesto a la luz los dos vídeos que mostramos en esta entrada, y un sabio aficionado del Joventut conocido como VJ, que sin su ayuda no habría sabido poner en contexto todo este relato.

2 respuestas

  1. Con el fin de ayudar a la divulgación de la historia de este jugador me gustaría recordar un texto de La Penya en 75 paraules
    MAS. Joan Mas, titular del bar de la Plana durante muchos años, es un personaje importante para entender por que el Joventut continuo denominándose “la Penya” .
    Copio solo el último párrafo del texto en castellano, que se refiere a Moka Slavnic.
    Su desaparición fue muy lamentada por toda la familia verdinegra, e incluso, cuando ya le quedaba poco tiempo de vida, Moka Slavnic viajo desde Belgrado a Badalona con la única intención de visitarle.

  2. En aquella época Europea era muy distinta de la actual, los jugadores de Yugoslavia no podrían abandonar su país hasta cumplir los 28 años, Slavnic lo consiguió con 27 años, según la prensa de aquella época con un contrato por 2 años de 4.2000.000 Ptas, por temporada, y 5.600.000 Ptas a su club el Estrella Roja de Belgrado, cantidad superior a la ofrecida por el Mobilgirgi italiano, pero también fue importante la determinación del jugador de jugar en Badalona. .
    A titulo personal yo estuve en el Pabellón de Deportes – Ciudad deportiva del Real Madrid C.D. Futbol, como curiosidad todavía era la Avenida del Generalísimo, con un lleno absoluto.

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